Acabada la revolución había que darles "hueso" a muchos revolucionarios, así fue como el General Pólvora obtuvo un puesto alto y le tocó atender a un grupo de militares franceses que estaba de visita diplomática; el general los llevó al Castillo de Chapultepec, aunque no dejaba de admirar la elegancia y disciplina de los franceses... aunque con envidia y fue esto la causa de que les platicara una anécdota y por su ignorancia confundió y contó lo siguiente, con un tono bronco, malamansao:
-Pos sí, vinieron unos soldaos , quen sabe de onde eran -dijo mientras se retorcía el gran bigote y miraba de arriba a abajo al francés, el cual sí sabía la historia y continuó: -Eran unos muchchillos y los soldaos extranjeros fácil los estaban aporreando -y volvía a medir con la mirada al soldad francés. El general continuó: -Pero antes que les jueran a quitar la bandera, uno de los muchachos mexicanos trepó hasta desatarla, luego corrió con ella hasta la orilla del precipicio, se enredó en ella y se aventó pa bajo antes que manos extranjeras la tomaran, esos eran tanates, no fregaderas -comentó el general con aire de superioridad lo que ya no soportó el militar francés, quien le dijo con acento muy afrancesado:
-Mi genegal, quiero que sepa que el ejégcito fgancés es el mejog del mundo.
-Adió? -comentó con tono de incredulidad, por lo que el francés le dijo:
-Pone en duda la palabga de un militag fgancés? Se lo demostraré. -Y dirigiéndose a uno de sus soldados, el francés llamó a uno de sus soldados:
-Teiniente Pieg!
-A la ogden mi cogonel! -Respondió el soldado.
-Agójese al vacío! -Ordenó el francès, el cual, sin titubear, se "cuadró" y respondió:
-A la ogden! -y se encaminò al borde del precipicio, volvió a "cuadrarse militarmente" y dijo:
-Pog mi honog y pog mi patguia! -Y se arrojó al vacío. El general Pólvora realmente estaba sorprendido y comprendió que debería aceptar el reto por lo que llamó a uno de sus subalternos:
-Sargento Praxedes! -y se acerco un desaliñado, con un enorme sombrero y el 30-30 amarrado con un mecate colgando de su hombro y contestó: -Sornis (a sus órdenes) mi general"
El general simplemente le dijo:
-Órale, aviéntese pa abajo!
El sargento puso cara de sorpresa, vio al precipicio y luego a su jefe y mostrando una sonrisa le dijo al tiempo que le daba un ligero empujón con la punta de sus dedos y respondió sonriendo:
-A que mi general ¡ya anda pedo!
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