lunes, 26 de junio de 2023

Tiempo-

 


El tiempo me agobia con su peso,

pero no me impide seguir soñando,

seguir caminando por el florido camino de la esperanza.

El tiempo inexorable es una cruz que cada día pesa más,

pero la fuerza de ti me permite seguir diciéndote: Te amo.

Tus manos borran las cicatrices de los años

y tus labios dan calor a mi alma.

Mientras tus ojos me iluminen

venceré la cuesta de la montaña,

descenderé por la cañada

y gozaré del verde valle de las ilusiones,

no me cansaré mientras tenga la fuerza de tus besos.


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jueves, 8 de junio de 2023

Anécdota revolucionaria de mi papá.

 Sí, me gusta más, en este caso, usar la palabra papá para referirme a él. Bien, en ese tiempo mi papá trabajaba en una hacienda en Noe, Dgo., y una noche llegaron dos jinetes y muy educados le pidieron que les vendiera algo de comida, mi papá les dijo que no tenía, pero aún podía hablarle a la cocinera, los hombres estuvieron de acuerdo, uno de ellos salió de la "casa grande" y el otro se quedó platicando de trivialidades con el otro.

Poco después llegó el otro y viendo a su compañero le hizo una señal de asentimiento con un movimiento de cabeza y se dirigió a mi papá que había salido para hablarle a la cocinera y cuando se preparaba, uno de ellos dijo:

-Oiga, y sonriendo dijo: Oiga, nomás, que vienen otros tres, pero le pagaremos bien.

En aquellos años no había electricidad y fue así que vio a uno alumbrando con una lámpara de petróleo y entraron a la cocina otros tres y saludaron sonrientes, pero mi papá se quedó helado al ver que le sonreía y tendía su mano, nada más y nada menos que a Pancho Villa quien tras la toma de Columbus, huía del ejército de Estados Unidos que se permitió la búsqueda del famoso revolucionario

Terminaron de cenar Pancho Villa le dejó unas monedas -que nunca gastó-como pago por la cena y, además, unas latas con etiquetas en inglés y así fue como mi papá conoció a Doroteo Arango y probó comiendo por primera vez de las latas.

(Puede haber contradicciones al respecto, pero mi papá era muy ameno con su plática)


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lunes, 5 de junio de 2023

Anécdota.

 Cuando pagaban los sueldos con cheque en la Pereyra, cuatro profes nos ofrecíamos a cambiarles sus cheques, en una ocasión me tocó ir y tengo la costumbre de contar y en este caso fue contar el que la cajera, velozmente, lo iba sacando de un fajo de billetes y yo creí que se había equivocado, y lo que hice fue pararme a un lado de la  conté y, sí, sí se había equivocado; esperé a que atendiera al cliente que atrás atrás de mi y le dije a la cajera:

-Perdone, señorita, pero se equivocó al contar.

La muchacha me miró muy seria y dijo con voz firme:

-Lo siento mucho, pero no puedo hacer nada después de haberse separado de la ventanilla.

La vi directamente a los ojos, le sonreí y le dije:

Ah, qué bueno porque me dio un billete de 500 de más.

La expresión de la cajera cambió de firme a tierno y tendiendo su mano lentamente me pidió:

-¿Me deja contarlo?

Lo hizo y aquella expresión de firmeza se convirtió en una expresión de tierno agradecimiento.

Cuando conté en el recreo lo sucedido, los profes me calificaron d pendejo porque los bancos nunca pierden, pero en este caso tampoco, pues los 500 pesos le serían pagado con su sueldo y simplemente al pensar en eso fue lo que me hizo a cumplir como cristiano.


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