Llegó la melodía con el filo sutil del recuerdo,
se deslizó sin dolor y brotó el torrente de recuerdos.
Fue una herida deliciosamente dolorosa,
Quise sangrar hasta morirme, pero los recuerdos aumentaban,
abrí el venero donde guardo todos mis años
y la fuente se hizo inagotable,
cada recuerdo arrastraba a otro
¡cuanto tesoro tengo guardado!
Aún hay espacio en el viejo cofre,
lo dejaré abierto, tal vez encuentre otra joya
para aumentar el torrente de recuerdos
que no son otra cosa con que se adorna
lo más bello: ¡vida!
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