Bajo la sombra de un árbol de suspiros
me tiendo a vivi recordando
y las horas pasan rodando
al compás del corazón sus latidos.
Caen las flores de la memoria
con el añejo olor de olvido
y sin querer lloro tendido
sobre el verde césped de la historia.
Mis lágrimas no son de tristeza,
son de alegría por haber vivido
de acuerdo a lo que el nayarita dijo:
"Ser arquitecto de mi propio destino".
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