viernes, 27 de septiembre de 2019

Sin título.

La vida es como la brasa que consume la rama,
tiene colores brillantes y va cubriéndose de ceniza
que cae formando una mullida alfombra gris.

Imperceptiblemente la rama va consumiéndose
y la brasa sigue brillando,
sólo al final va opacándose lentamente,
pero aún así surgen destellos de rojo intenso
hasta convertirse en un ascua y finalmente se apaga.

¿Cuánto quedará de rama?
No sé... ni me importa.

Aún siento ese ardor y ese brillo
que va dejando como constancia de su viveza,
una mullida alfombra tibia de ceniza
que fertiliza la estéril tierra donde cae.

La vida se convirtió en espirales de humo
que subió y se perdió en el cielo.

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