¡Ahí estaban, sí, eran mis amigos!
¡Medio siglo sin vernos!
Primero la duda, luego una sonrisa
y enseguida el abrazo fraterno.
El cabello volvió, se borraron las canas
y muchos kilos se esfumaron.
¡Cincuenta años se esfumaron
con el feliz encuentro!
Las risas volvieron y recorrieron
el sagrado recinto,
se llenó de alegría el mausoleo,
no, no es una tumba
sigue siendo ¡El glorioso Ateneo!
Saltillo 2008
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