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Mi papá trabajaba para una hacienda en Noé, Dgo. Vivía solo y era un joven de 23 años y me platicó que una noche llegaron dos jinetes, tocaron y mi papá abrió y los visitantes saludaron con amabilidad.
_Buenas noches, joven -hizo una ligera pauso y notó mi papá que el individuo veía hacia el interior-¿Estás solo? preguntó sonriendo.
-Sí señor, en qué puedo ayudarlos?
-Pos venimos de muy lejos y los caballos y nosotros estamos cansados y con hambre -hizo una ligera pausa y continuó- podrías darnos un taco?
-Sí, pásenle, la estufa todavía está cliente -y les franqueó el paso-
-Oye, pero vienen otros dos amigos.
_Que pasen y creo que tengo algo para cenar.
-No te apures, aquí traemos algo fácil de hacer y le mostró un pequeño costal
El individuo se dirigió al otro y le dijo:
-Dile al jefe que está bien. Llegaron los que faltaba y me dijo mi papá que nunca había sido tan sorprendido, frente a él y sonriendo, el individuo le dijo:
-Buenas noches, gracias, nomás nos"echamos" un taco y que tomen agua los caballos y seguimos adelante-
Aquel individuo era nada menos que Pancho Villa cuando era buscado por el ejército de Estados Unidos
tras el ataque a Columbus, Nuevo México en el año de 1916.
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