No puedo creer que ese que veo en el espejo,
viejo, decrépito, sea el mismo
que con tanta fuerza ama,
que anida esperanzas
y en su mente florezcan tantas ilusiones.
Creer en la falacia del futuro
-falacia para mí-
que el tiempo avanza
disminuyendo el mío.
Cuánta palabra ociosa,
cuánto papel desperdiciado.
Es tiempo de guardar la pluma
y dejar de hacer el ridículo
Pero...¿claudicar en lo único que me agrada?
No puedo, ¡No lo haré!
Aún tengo la desfachatez de seguir exponiéndome
y continuaré sin hacerle caso al espejo
ni a las diatribas
y el resto de mis días
seguiré amando y escribiendo
y soñando.
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