No lo niego, soy un imbécil!
A quién se le ocurre,
con los años que llevo encima,
soñar despierto?
Abrigo esperanzas
como si el tiempo que me queda
fuera suficiente para lograrlas;
sí, soy un imbécil,
así nací y así seguiré
hasta el último de mis días.
Si no fuera por las ilusiones,
las esperanzas y los sueños,
la vida no tendría sentido...
¡Qué bueno que soy un imbécil!
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