La tendida estrella del maguey
lavanta su báculo hacia el cielo
encendendo un candelabro de luces amarillas.
Así soy yo, como el quiote de mi tierra;
florece una vez, sólo una
y luego muere.
¿Florecí? ¡No!
pero fui suavizándome por dentro,
como él, como el báculo hacia la estrella
sobre la calcinada tierra donde nació.
-----------------------------------------------
No hay comentarios.:
Publicar un comentario