viernes, 21 de agosto de 2020

No todos los desastres molestan.

 En una cantina estaba un individuo en el extremo de la barra, extremo opuesto al mingitorio. Se dirigió al cantinero:

-Oye, dame otra cheve que le tiemble la ficha de frío.

El cantinero se la trajo y el cliente comentó:

-Tengo ganas de orinar.

-Pues ahí está el mingitorio.

-Está muy lejos -comentó el cliente y agregó: -Pero creo que desde aquí le llego.

-Imposible! dijo el cantinero sonriendo, pero el otro le dijo: -Te apuesto 200 pesos a que desde aquí la llego.

El cantinero midió con la mirada y le pareció imposible que lo lograra, por lo que comentó: -No la llega-

-Apuestas 200 pesos a que sí la llego?

El cantinero vio una muy fácil manera de hacerse de ese dinero y aceptó la apuesta. El retador se paró en el extremo y en voz alta gritó:-Aguzados, que "ai" les voy!

Se sacó el 'asunto' y los clientes que se interponían se levantaron y corrieron a los extremos y el apostador comenzó su tareea con un buen chorro, pero no suficiente para lograr su objetivo. La gritadera de la clientela y la algarabía del cantinero por ganar 200 tan fácilmente.

-Venga la lana -y extendió su mano. El 'mión' le pagó sonriente.

-Nunca gané una apuesta tan fácil -dijo el cantinero.

-Ni yo -comentó el cliente. El cantinero lo miró con extrañeza y el cliente agregó: -Yo les aposte a los de aquella mesa  1,000 pesos que me iba a miar en el piso y tú no te ibas a enojar... Ygané 800.


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