En una cantina estaba un individuo en el extremo de la barra, extremo opuesto al mingitorio. Se dirigió al cantinero:
-Oye, dame otra cheve que le tiemble la ficha de frío.
El cantinero se la trajo y el cliente comentó:
-Tengo ganas de orinar.
-Pues ahí está el mingitorio.
-Está muy lejos -comentó el cliente y agregó: -Pero creo que desde aquí le llego.
-Imposible! dijo el cantinero sonriendo, pero el otro le dijo: -Te apuesto 200 pesos a que desde aquí la llego.
El cantinero midió con la mirada y le pareció imposible que lo lograra, por lo que comentó: -No la llega-
-Apuestas 200 pesos a que sí la llego?
El cantinero vio una muy fácil manera de hacerse de ese dinero y aceptó la apuesta. El retador se paró en el extremo y en voz alta gritó:-Aguzados, que "ai" les voy!
Se sacó el 'asunto' y los clientes que se interponían se levantaron y corrieron a los extremos y el apostador comenzó su tareea con un buen chorro, pero no suficiente para lograr su objetivo. La gritadera de la clientela y la algarabía del cantinero por ganar 200 tan fácilmente.
-Venga la lana -y extendió su mano. El 'mión' le pagó sonriente.
-Nunca gané una apuesta tan fácil -dijo el cantinero.
-Ni yo -comentó el cliente. El cantinero lo miró con extrañeza y el cliente agregó: -Yo les aposte a los de aquella mesa 1,000 pesos que me iba a miar en el piso y tú no te ibas a enojar... Ygané 800.
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