En una iglesia estaba un sacerdote joven dando un sermón:
-Jesús. dirigiéndose al muerto, le dijo: Lázaro, levántate y anda. Y Lázaro se levantó y 'andó'.
El sacristán estaba a su lado y eran amigos, se acerca al cura y lo corrige susurrándole:
Anduvo, pendejo.
Y el cura comentó:
-Bueno, anduvo pendejo unos días, pero luego se alivianó.
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