sábado, 30 de enero de 2021

Mi hija.

 Siempre me han gustado las flores y quise ser jardinero.

Cuando la tierra fue propicia la cultivé con esmero y brotaron flores de bellísimos colores. 

Siempre he amado al desierto el cual, tras una lluvia veraniega, gocé de los botones del cardenche, del ocotillo, la policromía de las flores de las cactáceas; la enhiesta arrogancia de los candeleros de los magueyes en floración... Todas se han marchitado, algunas fueron llevadas por los vendavales perdiéndose en el horizonte del tiempo. Afortunadamente aún queda una que ha permanecido aferrada al cenagoso arroyo de mi vida y que embellece con su luz el crepúsculo de mi atardecer, esa flor se llama HIJA.


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