Mi papá era un joven que trabajaba en la hacienda Noé, cerca de Mapimí, y había caído la noche cuando llegaros cuatro hombres a caballo, dos de ellos se apearon y tocaron a la puerta, mi papá abrió y le preguntaron si podía venderles algo de comida.
-Hay una señora que cocina y puedo llamarla.
-Está bien... ¿Vive solo?
-Sí -luego le preguntaron: -¿Podemos revisar la casa?
-Sí, pasen -No iba a cuestionarlos, el tipo de aquellos individuos daba la impresión de ser gente de cuidado y en aquella época no eran raros los asaltos -no tantos como ahora, pero los había- los individuos revisaron la casa y uno de ellos le dijo a su compañero: -Háblale a los otros.y tú, dirigiéndose a mi papá, le dijo con buenos modales: -Háblale a la señora.
-Mi papá lo hizo y llegó unaseñora setentona que comenzó a preparar una cena sencilla... pero la pidieron para 5 personas.
Mi papá tenía miedo, pero lo disimulaba, los individuos le sonreían amistosamente. El que hablaba le dijo a su compañero:
-Dile al jefe que puede venir.
El idividuo salió y luego llegaron 3 hombre, dos de ellos se quedaron en la puerta en actitud vigilante y el último entró y saludó a mi papá esbozando una ligera sonrisa. Al verlo, mi papá se quedó helado, era nada menos que Pancho Villa.
-Siéntate, qué haces aquí?
Mi papá le contesto y charlaron un poco mientras cenaban. Al terminar, Villa metió su mano al bolsillo y le tendió unas monedas.
-No, gracias, está usted invitado.
-Gracias -dirigiéndos a uno de los jinetes le dijo: -Dale unos botes.
El individuo salió, fue a su montura y regresó con tres botes de lámina.
Villa, le estrechó la mano y se despidió. Los 5 individuos se fueron mientras mi papá se recuperaba de la impresión que le causó aquella visita sucedida durante la famosa "Expedición punitia" al mando del Gral. Pershing.
Mi papá me dijo: -Y así fue como por primera vez comí una lata que era de las que, obviamente, habían traídp de Columbus.
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