Pensar en respuestas que no tengo es una obsesión que me aniquila.
Quiero pensar en lo que vale la pena, sólo vienen a mi mente
los recuerdos de una niñez que no me abandona,
sigo soñando y teniendo fantasías.
Pienso en los amigos,
aquellos que compartieron conmigo alegrías,
tristezas, ilusiones de ellos y mías.
Pienso en las flores que adornaron el jardín,
pletóricas de aroma, color, amor
escondiendo bajo sus pètalos las espinas del dolor.
Pero valió l pena.
Aquí estoy como en mi niñez
con los pasos vacilantes de la vejez.
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