De nuevo la luz se ha ocultado
y las sombras de la soledad han invadido mi alma.
No es la primera vez,
pero duele como si lo fuera.
Ya no estás
y tu ausencia es como un hierro candente
que se hunde en mi carne lentamente.
Nada hice para ofenderte,
nunca hubo mentira ni engaño.
Entonces... ¿por qué?
Conozco la respuesta:
mis muchos años.
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