lunes, 4 de mayo de 2020

El reloj público de San Pedro.

El enhiesto heraldo señorial y gallardo,
anuncia el paso del tiempo
con el suave sonido de sus campanas.

Cuántas veces las he escuchado
y nunca me he cansado
porque su sonido es una caricia
Sentado en una banca
bajo la sombra catedralicia de àrboles añejos.
dos sólidas torres flanquean el templo
anunciando "ángelus" que los viejos escuchamos reverentes.

Mis ojos o se cansan de ver lo siempre han visto,
las viejas casonas que son historia.
mi historia, sin episodios heroicos,
ni sangrientas batallas...
esas fueron antes que yo.

Ya no hay ejèrcitos enemigos,
ahora todos los que pasan son amigos.

Aquí quiero quedarme para siempre,
no en el panteón, no ataúd metálico,
sólo arrojen mis cenizas en la plaza
de mi querido y entrañable pueblo de San Pedro.


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