Hace muchos años, a mediados de los 60, murió un hombre allá en el rancho. Llegó al velorio un compadre del difunto.
-Comadrita, ya se nos fue mi compadre -dijo con lástima.
-Pos sí, compadre, ni modo, p'allá vamos todos.
-Ansina es comadrita. Ah, mi compadre, lo voy a extrañar. Sabe, comadrita, que mi compadre era un hombre alegre y pos, si usté lo permite, traje unos músicos pa que le toquen alguna musiquita de las que le gustaban lo hago con todo mi respeto... si usté lo permite.
-Pos sí compadre, que sea como un regalo.
Los músicos comenzaron a tocar y luego continuaron con otra en tanto el mezcal circulaba entre los presentes haciendo menos dolorosa la pena. Luego el compadre le dice a la viuda:
-Comadrita, cuánto recuerdo me trae esa música.
-A mí también compadre. oiga esa, le gustaba bailarla.
-Ansina es, comadre, es "El cuervo y el escribano"... En recuerdo de mi compadre, deberíamos bailarla.
La comadre titubeó, pero la música y el mezcal estaban haciendo efecto y aceptó y comenzaron a bailar y luego otra pareja y otra... Total que a mí me dio sueño y me fui a acostar. Al día siguiente, muy temprano, me levanté y salí y me encontré con uno y le pregunté por el velorio.
-Anda, pos ya vino la troca y se lo llevaron al pantión, pero lo pior es que no lo "jallábamos". -Me extrañó aquel comentario.
-No "jallaban" a quién -pregunté.
-Pos al difunto -me contestó y lo vi sorprendido y me dijo: -Pos ya vites que anoche el velorio se puso bueno y como el difunto estorbaba lo hicimos pa' un lado, pero cuando vino la troca no lo jallábamos y es que Chon y otros, sacaron al muertito y lo pusieron detrás de la barda pa tener espacio pa' la bailada.
(Esto sucedió en el rancho Eureka)
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Jajajajaja
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