miércoles, 24 de febrero de 2021

El viejito que lazó al diablo.

 Hace muchos años conocí personas por demás de simpáticas, una de esas personas se llamaba don Pedro Escareño y me gustaba oírlo contar sus anécdotas, un de ellas es la siguiente.

Dpn Pedro se sentaba en una banca de la Plaza de Armas y dijo: -En una ocasión venía a caballo allá por el Cerro de Santiago cuando, de pronto, se me apareció el diablo -al escuchar aquello no faltaron las exclamaciones de sorpresa y uno de los oyentes comentó:

-Tremendo susto el que debe haber sentido

-No, Pedro Escareño no le tiene miedo ni al diablo -y daba una fumada a su cigarrillo, exhaló el humo y continuó: -Lo vide y saqué la chavinda y le aventé una mangana y me lo traje a cabeza de silla -hacía una premeditada pausa y no faltó quién comentara:

Y dónde lo tiene?

Don Pedro se rascó la frente y respondió:

-Pos no creerás, ya iba llegando a la orilla del pueblo cuando el diablo me quemó la reata y se me escapó. (¡¿?!)-----

En otra ocasión platicó que su general Villa lo envió con unas mulas cargadas de parque y para no despertar sospechas lo mandó solo y Don Pedro continuaba:

-No faltó quien diera el chisme y me emboscaron unos federales, pero lo que me sobraba era parque, ansina que comencé a dispararles, lo que me sobraban eran balas, disparé hasta que acabé con todos los federales. -Hacía su pausa para escuchar algún comentario y no faltó quién le preguntara:

-Y eran muchos?

-Hombre, pos no los conté, pero cuando acabé -con el canto de su mano lo pasó a la altura de su cuello y dijo: -Pero cuando acabé, estaba hasta aquí ansina de casquillos.


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