domingo, 29 de mayo de 2022

Desierto.

Muchos añoran el sol y yo lo tengo a raudales.

Una luz blanca y un calor que incinera.

Es tanta su luz que me ciega, 

la arena es un espejo en mi desierto,

es el calcio del esqueleto

de un mar hace años muerto.

Aquí no existe el gris, o todo o nada, 

por eso no hay eufemismos que dornen la verdad, 

a veces cruel y despiadada.

La retórica se la llevó el viento.

Mi palabra es sec

como el cauce del pagado río.

En la noche siembro letras

regadas con melancolía

esperado en vano

que florezca la poesía.

                X X X


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