lunes, 4 de septiembre de 2017

sin título. Luis Azpe Pico.

Como una suave brisa llegaste a mí
avivando los rescoldos ocultos
bajo las cenizas del tiempo
y la llama cobró vida,
un calor nuevo recorrió mi ser,
como los ocultos ríos de lava de los volcanes
y así fue, como un volcán largamente dormido
y con la fuerza de tu presencia renació,
mas no con estruendo ni violencia,
tan sólo un crepitar y un resplandor que grita:
¡estoy vivo!
No soy volcán, simplemente una llama,
pero con suficiente calor
que mitiga el frío de la soledad.
Gracias mujer de aire, limpia, fresca y transparente.
Gracias por devolverme la vida con tu vida.
Seguiré mientras el tiempo no agote
las ramas que me alimentan.
El día llegará en que, ni aun la frescura de tu brisa,
pueda mantener la llama que tú encendiste.
Mientras el fatal día llegue,
sigue, por hoy, avivando el fuego
de la fulgurante llama del amor.

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