Como campanadas de campana mayor
los días pasan graves
como deudos en cortejo fúnebre
acercándose lentamente
al cementerio del tiempo
y la eternidad comienza.
Las ansias por vivir, como manos,
protegen la trémula llama
de la pavesa de la vida
tratando inútilemnte de prolomgarla,
mas es en vano, el fin es inexorable
y aunque el balance es justo
quiero incrementar la columna del "haber"
resarciendo un poco las deudas del ayer.
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