martes, 30 de octubre de 2018

El primer día de una secuela de riqueza. 31-X

Sí, 31 de octubre, una mañana gris, lluviosa y lo peor, la visita del dientes  de paleta, nefasto como la mayoría de los que han gobernado al país y, sin embargo, para mí el día más dichoso. Se abre una puerta y sale una enfermera con algo envuelto y me llama: "Luis, mira!" -Me acerco y veo la más hermosa joya que jamás nadie haya tenido: ¡MI HIJA! Uns minutos de nacida y sus ojos veían a todas partes y yo sólo la veía a ella. Desde entonces cada día ha sido el más feliz, inefable explicar lo que sentí y lo que hasta la fecha sigo sintiendo y no me canso de darle gracias a Dios, por esa dicha que, conforme ha pasado el tiempo, son días de dicha y sigue dándome felicidad: DOS NIETOS que son un orgullo para todos. Qué puedo darte, hija mía, si tú me das todo para que la vida sea un sendero lleno de hermosas flores. ¿Decirte feliz cumpleaños? No lo creo, porque el afortunado he sido yo y por eso, desde el fondo de mi corazón, musito: "Gracias Dios mío por el gran tesoro que me diste y que tiene el más bello nombre: HIJA".


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