Iban unas monjitas en su vagonetita VW cuando el motor se detuvo.
-Ay, sor Toñita. qué pasa? -pregunta la superiora. Bajaron del vehìculo sin saber qué hacer. En eso pasó un hombre bueno y se compadeció.Se detuvo, bajó de su auto y fue cn ella.
-Qué les pasa hermanas?
-Ay, señor, pues no sabemos, simplemente se detuvo.
Voy a revisar a ver si encuentro el daño -fue hacia la VW y regresó sonriendo.
Se les acabó la gasolina.
-Pero... cómo? Sor Toñita, por qué no le puso gasolina.
-Es que creí que sor Tija le había puesto-
-Yo no, creí que ya lo había llenado usted -respondió. El hombre sonreía con simpatía y les dijo:
No hay problema, yo les doy gasolina, al menos para que lleguen a la próxima estación... pero no traigo recipiente. Traen ustedes alguna tina o bote?.
Las monitas se vieron entre sí y de pronto se le iluminó la cara a sor Bete .Ah, ya sé!-exclamó- usted trae su bacinica -dijo dirigiéndose a la superiora quien se puso roja de vergüenza, el hombre disimuló su risa y dijo:
-Muy bien! Solucionado el problema. Por favor, madre, présteme su... recipiente.
La superiora escondiendo su rostro con el velo, le dio su bacinica. El hombre traía una manguerita y pronto llenó la nica y se dispuso a vaciarla en la vagonetita VW, pero la madre se interpuso.
-Ay, señor, déjenos a nosotras hacer esto, por favor.
-Bien -dijo el hombre.- Hasta luego. -Y se retiró. Las monjitas se pusieron cuidadosamente a echarle la gasolina de la bacinica a su vehículo, en eso pasó un trailero y vio la situación y comentó para sí mismo:
-Esa es fe, no chingaderas!
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