viernes, 23 de enero de 2015

Tengo un reino.

Tengo un reino, un tesoro,
un cuarto lleno de cosas viejas...
como yo.
Cuadros con la vanidad de querer ser pinturas,
figuritas de madera y barro
que tienen parte de la vida del artesano.
Música vieja, como yo, que palia el dolor de no ser.
Recuerdos enmarcados en melodías,
letras de canciones lo que quise decir.
Una maquinilla vieja, como yo, amada confidente
que soporta estoica las palabras
que han querido ser versos;
de calladas confesiones.
Libros viejos, como yo,
que releo encontrando siempre
la fidelidad de su verdad.
Aquí me escondo
de la estulticia de los convencionalismos,
aquí cuento avaramente mis sueños
y mis fantasías
y la columna de mi pasivo se incrementa
con saldos de frustración y decepciones.
El cuaderno se ensucia con el crayón
que inútilmente se esfuerza por hacer una mujer.
Cuarto lleno de cosas viejas, como yo.
Sólo los recuerdos brillan
con el diario pulir
con la franela de mi memoria.

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