jueves, 4 de febrero de 2016

Anécdota

Allá por 1957 estaba cursando la preparatoria y el maestro de filosofía era un tanto obeso, estaba de pie sobre la cátedra y los mesabancos llegaban muy cerca y en uno de ellos estaba sentada una muchacha, la cual estaba muy cohibida porque el maestro traía desabotonada la bragueta; obvio, los demás alumnos también nos dimos cuenta, pero nos causaba risa la joven que estaba frente a él, finalmente no se aguantó la chica y le hizo una seña con la mano y titubeante no hallaba cómo decirle, el maestro, muy serio le dijo: "Vamos, lo que tengas que decirlo dilo, la verdad ante todo", la muchacha le dijo: "Maestro es que trae desabrochado el pantalón y se le ve" -se refería a lo desabrochado, lo "demás" no se le veía, la camiseta, la camisa, el calzoncillo lo impedían, pero el maestro, muy serio como siempre, le respondió: "Dichosa tú que lo ves, yo hace veinte años que no me miro".

En otra ocasión fui a visitarlo para que me aclarara algunos puntos, pero no estaba, pero la señora, muy amable, me pasó. Para hacer plática le pregunté: "Señora, el maestro es igual en casa que en la escuela?" y ella me contesto: "Igualito. El otro día estaba echándoles maíz a ls gallinas y llegó y dijo: "Esos animales tragan y tragan, pero no ponen" y ella le dijo: "Yo creo que sí ponen" y el maestro de inmediato el reclamó: "Las creencias no se discuten, pero los huevos dónde están?

Inolvidables maestros en toda la extensión de la palabra.

1 comentario:

  1. Jajajajaja.
    Excelente anécdota Profesor, y es aquí dónde uno vislumbra que lo de ser buen Profesor, se va heredando a los alumnos que tienen la dicha de abrir bien la mente para guardar esas riquezas de conocimientos y trasmitirlas al paso de siguientes generaciones.

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