viernes, 29 de julio de 2016

A veces pienso que he vivido en vano.

A veces creo que he vivido en vano

aunque al ver tus ojos,
y escuchar tu risa y la calma de tu voz,
es suficiente para darme cuenta
que no he vivido en vano.

Es cierto no dejo nada,
he sido un ladrón
que se lleva la riqueza
que otros dejaron.

No dejo nada, pero me llevo mucho.

No conozco el aburrimiento,
he aprendido de otros su conocimiento,
aunque también he conocido el dolor
porque es hermano inseparable del amor.

Así pues, no dejo nada, pero me llevo todo.

Cuando venga la muerte
la recibiré como se merece:
con una sonora carcajada.

l.a.p.

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