domingo, 24 de julio de 2016

Aun cuando la boca calla.

Aun cuando la boca calla
el cerebro sigue hilando palabras,
tejiendo tapetes para limpiarse los pies
o càlidos cobertores para calentar la soledad.
De cualquier forma
la compulsiòn por arrojar la palabra es constante,
quiero sacarla de mì, pero no perderla.
Me recuerda a Penèlope,
tejiendo de dìa y destejiendo de noche.
Me gusta este trabajo de hilandero,
palabras como hilos
que pueden ser servilletas para limpiarse los labios
o un mantel donde poner las viandas
o un trapo para limpiar la mugre.
Lo importante es hilar,
tejer y, algunas veces, bordar.


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