Cargo en mi alforja diamantes
sacados de las entrañas de la vida,
pedacitos de tiempo brillantes
que nunca se olvidan,
son los recuerdos,
huellas de mis pasos
por un camino que no existe,
no hay camino,
"ni camino se hace al andar";
todo es tiempo, es nada,
lo importante es caminar.
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El calcinado desierto
florece con nuestro abrazo.
El calor se disipa
con la fresca brisa
que soplan las primaveras
acumuladas en nuestras vidas.
Nuestros corazones son fuertes
como la madera del mezquite o el brezo
y sólo se suavizan
con la suave caricia
de nuestro beso.
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