Mercader de palabras,
malabarista de letras;
mercader que nunca vende,
malabarista que no entretiene.
Soy torpe, las letras se me caen
y se rompen contra el suelo
y nunca formo una palabra...
todo es una locura,
pero juego como el niño
con los cubos de letras que no conoce
y se divierte,
así me divierto yo, como un niño.
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El ciclo se cierra,
he llegado a los límites
entre lo capaz y lo posible...
y la trsteza.
"A tiempo amar
y desatarse a tiempo..."
para llevarme el dulce sabor
y no quedarme con el amargo
de la frustración.
¿Desolado? No.
Un nuevo paisaje se presenta
ante mi siempre ávida mirada,
aquí estaré mientras no encuentre
la ruta de una nueva senda.
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