En mi querido pueblo San Pedro de las Colonias, conocí gente de todo tipo, la mayoría gente buena. Hoy me voy a referir a un anciano un tanto obeso, que se ganaba la vida dando "toques eléctricos". Cuando la tarde caía iba a la plaza de armas a descansar y de inmediato iba y me sentaba a su lado. Serio y educado, pero con una gracia increíble. En cierta ocasión me platicó que cuando anduvo en la revolución, su "compadre" Pancho Villa lo mandó con una recua de mulas cargadas de balas, lo mandó solo para no despertar sospechas..."Pero nunca falta un 'rajón' que dio parte a los federales y me tendieron una emboscada. Lo que me sobraban eran balas, así que me escudé con las mulas que mataron y les hice frente; lo que me sobraba era parque, ansina que los enfrenté hasta que acabé con todos" Hacía una premeditada pausa mientras le daba una fumada a su cigarro de "hoja", luego le pregunté: "Y cuántos eran, don Carlitos?" Sacaba su pañuelo, se limpiaba la frente y contestó: "Pos, hombre, no los conté, pero cuando acabé -se pasaba la mano bajo la barbilla y agregaba: "Estaba hasta aquí ansina de casquillos" Luego se quedaba muy serio.
Otra anécdota fue cuando me dijo que venía por el desierto del "Móvano" y comenzó a "rundarle" un avión de los de Carranza y él ni "onde" guarecerse..., "Hasta que vide un 'güizachi' y ahí "rayé" al tordillo, me desmonté y tomé la reata y el del avión seguía 'rundándome', sacaba la mano del 'agujero en el que estaba metido y me aventaba plomazos con una .38. Preparé la reata y en la siguiente vuelta que dio, le aventé una mangana, lo lacé de la cola y lo amarré al 'güizachi' y así lo traje a vuelta y vuelta como mayate hasta que se le acabó la gasolina".
Esas fueron charlas que nunca olvidaré. Don Carlitos, Dios lo tenga en si Gloria.
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