¿Cuál será la verdadera soledad?
¿La ausencia de personas?
No lo creo.
La gente no es compañía.
Muchas veces he preferido el soliloquio con mis locuras,
que la vacuidad insulsa de la charla experta en deportes y política.
Prefiero la cálida plática de un libro,
un libro ligero que me diga mucho en pocas palabras.
A veces es un libro "femenino" porque lo que 'escucho'
suena a mujer cuando lo leo.
Otras veces es la "voz" de un amigo que me aconseja lo que no puedo hacer.
Otros libros me platican lo que quiero oír,
como los alcohólicos que se dicen lo que quieren escuchar y hay armonía,
en esos casos lo que leo, siempre es poesía.
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Ven, quiero mostrarte una escena dantesca: te mostraré mi pasado.
Verás el más espantoso paisaje... no hay paisaje;
no hay música, tampoco silencio, sólo horribles lamentos.
La única suavidad que verás, el único sonido suave que oirás,
es el cuchillo del desengaño hundiéndose lentamente en el alma.
Sí, es cierto, ahí ves un oasis:
tu efímera presencia... Pero no te manches las manos, suelta el cuchillo.
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