sábado, 3 de octubre de 2015

De: Sombra sin luz. l.a.p.

El brillante y ardiente sol ha perdido su fuerza, el otoño se anuncia con noches frescas y mañanas nubladas. Cielo gris que invita a meditar y soñar, los recuerdos vuelan en giros como buitres queriendo comer la carroña de la memoria.  A esta edad la memoria no es fresca,  pero sigue aún enviando sus imágenes asepiadas por el tiempo.

Es bueno, no hay nostalgia, no hay ese "dolor por el regreso", así me siento bien, especialmente en el alma, aunque el cuerpo no sienta igual.

Esa memoria vieja me hace sentir la vida pasada, cuánta de ella desperdiciada, pero taambién mucha de ella disfrutada, aunque los frutos no son apeitosos, pero al fin, frutos.

Lo hermoso no son los frutos de mis ramas, sino los producidos por la semilla que de mis rama cayó.

Si, me gusta el otoño y más el invierno, mas no por ello desprecio la primavera y el verano, sólo que con los primeros me identifico más, son como cofres que se abren y me muestran los ajados recuerdos... y los recuerdos son la constancia de la vida.

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(asepiadas: que tienen color sepia)

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