Soy una figura sobre la arena trazada durante la marea baja.
Un pequeño castillo con torres almenadas,
ese castillo soy yo.
Cuidadosamente le doy forma, comprimo la arena
para que no se caigan las ventanas,
ni las almenas, ni el foso que lo rodea.
Busco entre los trebejos de mi corazón una tablita
para ponerla de puente y puedan entrar los que quieran.
Cae la tarde, la marea sube y la primera ola
toda mi obra se destruye,
el agua se desliza con suavidad sobre mi castillo
como una caricia y los recios muros cayeron,
los creía inexpugnables y se derrumbaron al leve roce de la ola.
Mañana, cuando la marea baje, comenzaré a construir otro...
así ha sido siempre.
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