domingo, 8 de enero de 2017

La Lectura.

Tal vez muchos crean que soy obsoleto por seguir leyendo libros, los adelantos en cibernética son maravillosos, pero me gusta mucho el libro-objeto: su peso, su olor a papel y tinta, ir creando en la mente lo que los escritores describen, tal vez por eso son raras las versiones cinematográficas que me han gustado. Muchos son biblómanos (compran libros, pero no los leen y los "lucen" en grandes libreros; el bibliófilo ama los libros y los lee, obvio que lee lo que le interesa sin importar si el escritor es ganador de un Nobel o no.)
Quise leer en la computadora, pero, sinceramente, no me gustó. Quiero aclarar que no critico a quienes leen en aparatos electrónicos, lo importante es leer y me gusta mucho ver y releer mis viejos libros, como "Alma latina" libro de tercero de primaria con la señorita María Castillo en la Escuela Centenario de San Pedro. La colección de Julio Verne que me compró mi papá en la Librería Faedo, allá por 1950; lo mismo que las novelas de Sir Arthur Conan Doyle y las de Maurice LeBlanc (el primero Sherlock Holmes; el segundo Arsenio Lupin y otros más, no había t.v., así que entre los amiguillos intercambiábamos autores). Después a Isaac Asimov, etc.
En fin así era, pero nunca nos aburrimos... Decía mi "apá": "Nomás los pendejos se aburren".

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