-Pobre viuda, que en huérfano abandono sufriste al par que tu inocente hijo, ¡cuánta pena me das!
-Yo no me aflijo; tengo una llave que me importa un trono.
El tiempo en mis manos aprisiono
a que labre mi dicha la dirijo,
y como ella me da cuanto le exijo,
pan y enseñanza al niño proporciono...
Siempre alguna esperanza venturosa
en misteriosos signos me dibuja,
y con su compañía soy dichosa.
Con ella hago milagros... sin ser bruja.
-¿Y cuál es esa llave misteriosa?
-¡Esta, me dijo..., y me mostró la aguja!
José Antonio Soffía.
(Del libro "Alma Latina" lectura de III de primaria (1946-47) Escuela Centenario. Señorita María Castillo. San Pedro de las Colonias, Coah.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario