martes, 31 de enero de 2017

Recuerdos de mi adolescencia.

Allá por los 50's había un señor que vendía llaves y daba "toques" (No era cerrajero, traía una ristra de llaves colgadas al hombro y si le pedían una, las "probaba" todas en la chapa o candado que la requería y si encontraba alguna, es la que vendía); los "toques" los daba con una cajita con baterías; total que cuando caía la tarde se sentaba en una banca de la Plaza de Armas, lo veía y de inmediato me sentaba a su lado, era chaparrito, panzón, con unos bigotazos blancos y sombrero de ala ancha. Le pedía que me platicara de la revolución; daba una buena fumada a su cigarro de "hoja", escupía y comenzaba: "Una vez traíba un mensaje de mi general Villa y venía yo a caballo "ai" por el Móvano (zona desértica al norte de San Pedro), cuando me salió un avión de los de Carranza y cuando pasaba por encima de mí, sacaba la mano el aviador y me aventaba plomazos; yo iba a carrera tendida y el avión me "revoloteaba" a cada rato y el chofer del avión aventándome plomazos, pero luego 'vide' un 'huizachi' y allí 'rayé' al tordillo, me 'apié' y agarré la 'riata' y me preparé pa una mangana y cuando volvió a pasar el avión se la aventé y lo lacé de la cola y amarré la riata en el "huizachi" y lo traje a vuelta y vuelta como mayate hasta que se le acabó la gasolina y 'jue' allí 'onde' le partí la madre".
Luego se quedaba muy serio como si estuviera recordando su "hazaña". Lo conocí únicamente por su primer nombre: Don Carlitos.


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