sábado, 25 de marzo de 2017

SIN TÍTULO: Luis Azpe Pico.

Los dedos se deslizan ajenos al artista,

parecen entes separados

y van desgranando la esotérica escritura

convertida en sonido armónico.

Flota invisible y va invadiendo al espíritu

como copas de licor que van embriagando
deliciosamente.

La reacción no se hace esperar

y aparece mostrando el yo interno,

el que está bajo la máscara y el disfraz.

Música y vino desnudan el alma

y se muestra auténtica, animada

por la complicidad de la noche.

La euforia o la melodía o la tristeza

encuentran sus semejantes

y conviven en franca y hermosa armonía.

Todo se esfuma y desaparece

cuando llega, inoportuno, el día.

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