viernes, 13 de noviembre de 2015

De sombra sin Luz. (2001) l.a.p.

Mis cansados párpados se esfuerzan por abrirse
y dejar que mis ojos, viejos ojos,
veaan la grandez del mundo.

Sí, aún soy optimista
a pesar de tanto pesar...
tal vez por eso soy optimista,
por tanto pesar.

Es la amargura lo que da el placer de la dulzura;
es el pecado el que da la paz de la redención
y son los aaños, los muchos años,
los que dan la alegría de una añeja juventud.

Qué fresca es la rimavera,
como ardiente es el verano,
como pletórico de color el otoño
y como albo armiño el invierno.

Estoy en el otoño -soy optimista-
y mi corazón se enciende de colores,
todos cálidos y ardientes
desesperados porque en cualquier instante
llegará la brisa que los borre
y quiero disfrutarlos intensamente,
asirlos, comérmelos, untármelos todos
en el cuerpo y en el alma.

Mis cansados párpados se esfuerzan en abrirse
y dejar que mis ojos, viejos ojos,
vean, disfruten, gocen la grandeza del mundo.

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