En un rancho había un anciano muy rico, nunca se casó, todo lo que ganaba lo acumulaba, sin embargo había una chica muy bonita y al viejito le gustaba mucho, así que se animó y fue a ´pedir la mano de la chica. Los papás de ella se alegraron, pues sabían que aquel anciano tenía muchísimo dinero, así que convencieron a su hija para que lo aceptara y así lo hizo.
Llegó la noche de bodas y mientras la gente se divertía, el viejito y la muchacha se fueron a su casa de él que tenía todas las comodidades.
Entraron a la recámara y el viejito le pregunta: -¿ya?
-Ya qué -pregunta la chica.
-Pos lo de esta noche.
-A qué se refiere?
-Pos lo de esta noche, que tu mamá no te preparó?
-¿Y no sabes lo que tienes qué hacer?
-Pos no -contestó la inocente chica.
El viejito se da un golpe en la frente y exclama:
-¡En la madre! Tú que no sabes y yo que ya no me acuerdo.
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