jueves, 28 de abril de 2016

Sin título.

Eres como el sol de mi tierra:
luminoso y ardiente,
también eres como la sombra:
fresca y reconfortante.
En el páramo en que vivo
tengo un mar... el de tus ojos
y en ellos navego dulcemente.
Tu cabello tiene los matices de la tarde
y tu piel la blancura de la luna.
En mi alma se oye el canto de tu silencio
acompañado con la armonía de tu sonrisa
y mi alma duerme tranquila.
¡Qué hermosa manera de disfrutar
el otoño de mi vida!
Nos vemos, callamos, sonreímos
y nos besamos
y el otoño se esfuma
y nuestros corazones reviven
de manera intensa e imperecedera
la dicha de estar juntos
en una dulcísima primavera.

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