jueves, 6 de octubre de 2016

Mis cansados ojos. l.a.p.

Mis cansados ojos se esfuerzan por abrirse
y dejar que mis ojos, viejos ojos,
ven la grandeza del mundo.

Sí, aún soy optimista
a pesar de tanto pesar...
tal vez por eso soy optimista.

Es la amargura la que me da el placer de la dulzura;
es el pecado el que me da la paz de la redención
y son los años, los muchos años,
los que me dan la alegría de una vieja juventud.

Qué fresca es la primavera,
como ardiente es el verano,
como pletórico de color el otoño
y como albo armiño es el invierno.

Estoy en el otoño -soy optimista-
y mi corazón se enciende de colores,
todos cálidos y ardientes
desesperados porque en cualquier instante
llegará la brisa que los borre
y quiero disfrutarlos intensamente,
asirlos, comérmelos, untármelos todos
en el cuerpo y en el alma.

Mis cansados párpados se esfuerzan en abrirse
y dejar que mis ojos, viejos ojos,
vean, disfruten, gocen la grandeza del mundo.

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