sábado, 6 de junio de 2015

Un capítulo más... ¿o el último?

Nunca creí que llegaría el momento de decir adiós a las aulas...
pero ese momento ha llegado.
Simplemente fue necesario... "los años no pasan en vano" y todo se acaba.
Lo más fugaz es la vida, especialmente cuando se presiente
que el final no está lejano.
¿Tristeza? Sí, de no volver a las aulas.
¿Miedo... por el final?
¡No!
Hace algún tiempo escribí: "La vida es como una vela,
en el momento de encenderla comienza a consumirse",
así que lo único que puedo decir es:
¡Gracias, Señor! Gracias por haberme permitido dejar mi vida
en el pizarrón.
Siempre le digo: "Señor, estoy dispuesto a la hora que quieras...-pero siempre agrego-, aunque, Señor, no tengo ninguna prisa, dame mas tiempo, permíteme seguir viendo crecer a mis nietos, a jugar con ellos.
Entré a la escuela el 2 de septiembre de 1944 y la dejé el 31 de mayo de 2015 y, tanto como alumno, como "profe", fui feliz, sólo espero haber podido dejar un poco de lo mucho que yo recibí.

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