jueves, 19 de mayo de 2016

Cuando las manos se vuelven trémulas...



Cuando las manos se vuelven trémulas,
cuando el corazón debilita su latir,
cuando el cuerpo no responde con fuerza
es cuando el sentimiento se vuelve más suave
los ojos se abren más en un afán de captarlo todo,
los años van forjando la llave que abre un gran cofre
para llenarlo con los tesoros que la mocedad desperdició.

Ahora deseo con vehemencia
en un ansia de prodigar con creces la dulzura del sentimiento
y derramar la suave tibieza de la ternura.
Pero... ¿a quién le importa un viejo?
a pesar de que el vino nuevo
jamás tendrá la suavidad y dulzura del vino añejo.

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