Hace mucho que vivo deslizándome en el tobogán en el que he sido colocado involuntariamente.
Una administración pública instalada con la deslumbrante de un movimiento manipulado para satisfacer los aviesos intereses de unos cuantos a costa de un enorme rebaño guido por pastores estratégicamente colocados por los primeros.
Celebramos movimientos independistas y revolucionarios que no han terminado.
Los rebaños crecieron en número y peso cebados por mefistofélicos guías que visten los oropelescos trajes de la democracia y aplaudidos por quienes se amamantaron en la ubre de la mentira y pacieron en las cómodas praderas de las aulas vacías de nutrientes.
Y pensar que hubo un tiempo en el que gustosamente hubiera dado mi vida por esta tierra y su gente, pero como dijo el poeta: "Mas como el tiempo pasa y destroza todo el miraje que urde el engaño, pasó la nube como el poema y el prisma roto mostró el engaño..."
Lo que me consuelo es que yo no falta mucho para que mi sufrimiento termine.
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