Todavía fluye, cálida, mi sangre;
el corazón, vieja bomba, sigue cumpliendo su función.
¡Ay, corazón, por qué no eres simplemente eso!
No sigas latiendo y musitando y estremeciendo
ante el pensamiento, la tristeza y la bellezaa.
Me sorprendo al ver el calendario,
no puede ser que tantos años han pasado
y sigas, corazón, enamorado.
Qué bueno que así sea
mantiene encendida la lámpara votiva del amor.
Eres como un viejo farol,
pero sigues iluminando mi camino
rompiendo la oscuridad de la indiferencia
y has llenado, por ello, con belleza
mi fugaz -aunque larga- existencia.
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El camino e apacible, lento, leve.
Transcurre girando en espiral hacia arriba;
la concentricidad va cerrándose en amplios arcos
y sube despacio, sin prisa, sin descanso.
Es preferible subir que avanzar,
el paisaje se ensancha y la visión se amplía.
Antes "los árboles no me dejaban ver el bosque",
ahora lo contemplo todo..
Ahora las nubes me envuelven,
no como mortaja,
sino como gasa transparente
que me cubren de frescura.
Este vuelo es como el de las grandes aves
que encuentran las corrientes que las elevan
sin necesidad de agitar sus alas.
Así me elevo sin levantarme de mi cama,
la cálida brisa de tu mirada,
el tibio vieto de tu beo
bastan para convertirme en ave
y pueda volar y extasiarme en el hermoso
y gran paisaje de tu entrega.
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