miércoles, 17 de agosto de 2016

El monaguillo. l.a.p.

Sólo los incapaces quieren quitarle a los ricos para tener lo mismo.
Recuerdo una anécdota muy ilustrativa:
Había un niño que era monaguillo en una iglesia de barriada y el pobre no sabía leer, pero se aprendió los rezos de memoria.
Era muy dedicado en su labor, pero fue creciendo y el sacerdote le dijo:
-Mira, ya estás grande para seguir de monaguillo, pero si aprendes a leer y  escribir, te hago sacristán"
Al muchacho no le gustaba ser sacristán y como ya no podía seguir de monaguillo, se retiró de la iglesia
Los años pasaron y el fiel sacerdote seguía con su apostolado.
En una ocasión, como tantas otras, el sacerdote salió a pedir limosna para sus obras piadosas. Llegó a un gran almacén de frutas y verduras y pidió ayuda. Un hombre estaba sentado en una escalera vigilando el negocio y bajó y se acercó al cura y le dio un cheque por una buena cantidad. El sacerdote quedó sorprendido a la vez que agradecido con la generosidad de aquel hombre, leyó el cheque y abrió los ojos con sorpresa cuando leyó el nombre y dirigiéndose al generoso individuo, le dijo:
-Tú fuiste mi monaguillo! ¿eres el dueño de todo esto?
El individuo asintió con un movimiento de cabeza y el cura agregó:
-¡Válgame Dios! ¿te imaginas si hubieras estudiado y aprendido a leer y escribir?
-Sería sacristán -contestó el hombre y dijo sonriendo: "Cada quien tiene las consecuencias de su trabajo".

l.a.p.

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2 comentarios:

  1. Había escuchado una historia peculiar, pero hablaba sobre el portero de un prostíbulo

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  2. Había escuchado una historia peculiar, pero hablaba sobre el portero de un prostíbulo

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