Me gusta mi desierto porque no tiene caminos, puedo ir a donde sea, siempre llegaré si continúo.
He andado mucho por mi desierto acercándome día a día a la meta final.
El paisaje cambia continuamente y todo es parte de a donde voy.
Caminaré por escabrosos senderos, muchas veces caí, a veces quise claudicar, pero proseguí cauteloso.
Los peligros fueron desapareciendo, el terreno fue más firme y tuve la oportunidad de disfrutar cada vez más del trayecto.
Me di cuenta que el desierto es hermoso, descubrí flores y frutos y aves; disfruté de la esporádica lluvia y encontré sombra para recobrar el aliento y continuar.
Ya llegará el momento en que encuentre donde reposar para siempre.
----------------------------------------------------------------------- l.a.p.
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