Cayó la noche como una moneda en la vieja alcancía de los recuerdos, no sé cuándo la romperé y contaré el capital de mi existencia... tal vez no haya nada de valor, simplemente monedas falsas acuñadas con el oropel de mi fantasía.
No importa, jugaré con ellas como un niño que encuentra su tesoro en su cofre de diamantes hechos con canicas rotas.
Así son mis ahorros: sueños hechos pedazos, ilusiones hechas trizas, lágrimas disfrazadas con la máscara de fingidas risas.
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La farsa termina, estoy a solas sin disfraz y sin libreto, sólo queda la realidad: improvisar.
Sólo escucho mi voz, esa que dice la verdad, a veces cruel, pero siempre sincera: "Tu problema es que no sabes actuar, siempre te comportas tal cual eres, por eso te llaman loco".
Esa ha de ser la razón por la que no sé lo que es tener un dolor en el corazón, no tengo la menor duda porque soy feliz, ¿cómo no serlo? ¡Estoy loco!
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Esta publicación, a mi modo de ver, es de las más destacadas de su blog profe.
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