ada vez que vuelvo a mi pueblo cada calle es un recuerdo.
¡Cuántas veces caminé para la escuela! cada puerta, cada ventana; camino interminable a la salida regresando de rodillas por jugar a las canicas o a los "arrendones" con el trompo.
Cambié el "bolsillo" por la máquina de escribir y a caminar hacia la escuela con la angustia en el corazón porque no sabía bien la conjugación.
Luego a la secundaria, ya con la gramática aprendida, lo mismo que la taquigrafía y la mecanografía y gracias a ello muchas veces gané para ir a la "tanda" en el cine Obrero o el Plaza.
Cuánto recuerdo encierran las calles de mi pueblo, esas mansiones señoriales baluarte de un origen prodigioso y que aún se mantienen incólumes gracias a quienes las compraron, sólo la que es "propiedad del pueblo" está en peligro de extinción. El alcalde que la restaure pasará a formar parte de la historia de mi pueblo.
Cada calle un recuerdo...
Rumbos furtivos para tomar la copa; otros que se hacían eternos para llegar a la cita de la primera ilusión y al final la calle por donde dejé a mi pueblo... ¿dejé? ¡Imposible! lo he traído siempre en el corazón y un día quedaré para siempre cuando me lleven al panteón.
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